Al comienzo del mundo, los hombres tenían cuatro brazos y cuatro pies; pero por su orgullo, pues se comparaban a sí mismos con los dioses, fueron divididos en dos mitades; y ahora, en ociaciones, tienen la esperanza de verse unidos de nuevo y hacer uno a través del amor. Pero cuando Venus nació, todos los dioses fueron invitados al banquete; entre ellos se encontraba Poro, el dios de la abundancia y la riqueza. Penía, la pobreza, llamó a la puerta mendigando. Poro brindó con néctar (pues en aquellos tiempos no existía el vino) mientras paseaba en el jardin de Júpiter; en una enramada se encontró con Penía y, en su borrachera, yació con ella; de tal unión nació el Amor y, como fue concebido el día de Venus, Venus todavía lo espera. Vulcano se encontró con dos amantes y les invitó a pedir caunto quisieran y necesitaran; mas ellos respondieron: «Oh, Vulcano, artesano de los dioses, te imploramos que nos forjes de nuevo en tu fragua y que de los dos hagas uno». Él lo hizo de inmediato y, desde entonces los verdaderos amantes son uno o desan estar unidos.
Échale más agua a la sopa
