Lester Piggott nació el 5 de noviembre del 1935 en Wantege, Berkshire, Inglaterra. Actualmente cuenta con 87 años y es considerado —y para mí me sobran los motivos por decir—, como uno de los mejores jockeys de toda la historia hípica. Es ganador en más de 5.000 carreras a lo largo de 38 años en el mundo del «Turf». Tiene en sus hombros victorias en: Estados Unidos, Eslovaquia, Singapur, Italia, Irlanda, Alemania, Francia (donde obtuvo 55 victorias) Canadá e Inglaterra. Y pensar que todo comenzaría para Lester Piggott a los 10 años en el establo de su padre donde ganó su primera carrera en 1948 a los 12 años cabalgando sobre un ejemplar llamado «The Chase», en Haydock Park. Todo lo hizo sin imaginarse que ganaría el Epsom Derby en el lomo de un caballo llamado «Never Say Die»; con 18 años, y que luego ganaría 7 veces más.
En el año 1985 se retiró como jockey profesional para convertirse en entrenador; sus establos en Newmarket albergaron 97 caballos de carrera, entre ellos 34 ganadores. Pero toda esta vida de victorias y de celebraciones se vio opacada cuando el juez, Donald Farquharson; lo condenó a tres años de cárcel por evasión de impuestos. Lester Piggott ocultó más de tres millones de libras, a lo largo de 10 años, en 17 cuentas de diversas partes del mundo. Su abogado John Mathew argumentó que Lester Piggott era un hombre solitario, ahorrador y mentalmente incapacitado para llevar sus cuentas.
Dijo vehemente: “Piggott tiene una limitada capacidad mental, en lo más bajo del promedio de inteligencia” Y agregó que esta incapacidad mental fue debido a las caídas del deporte. El juez Donald Farquharson no se convenció del argumento expuesto por el abogado y lo condenó inmediatamente. Lester Piggott, luego de la sentencia, entregó su licencia al Jockey Club que, a su vez, se la pasó a su esposa para que siguiera el negocio mientras el cumplía su condena. Todo esto lo sé por mi amigo Mario Amengual que me mandó un párrafo del libro de Fernando Savater: «Ética y ciudadanía»; donde dice que el primer día que Lester Piggott volvió a las pistas como jinete, los periodistas le preguntaron: «¿cómo va a montar usted ahora?», y Lester Piggott, que siempre ha sido famoso por su laconismo expresivo —es lo que me gusta más de él—, dijo: «montaré como antes, una pierna a cada lado». Y dice Fernando Savater siguiendo las palabras de Lester Piggott, que él intenta escribir con dos piernas a cada lado, es decir; con el sujeto, el verbo y el predicado; todo puesto más o menos, en su orden.