Salvador Dalí el artista de las brújulas blandas y las jirafas en llamas y además es unos de mis pintores favoritos: ¡La única diferencia entre yo y un loco es el hecho de que no estoy loco! Declaro Dalí cuando le preguntaron si estaba loco. Muchos pintores pasaron por el cubismo, el puntillismo o el fovismo, pero el único surrealista verdadero y el más contaste de todos fue Salvador Dalí a pesar que confeso: que los molinos de su mente muelen continuamente, y posee la curiosidad universal del hombre del Renacimiento. En el libro —Salvador Dalí el diario de un genio— el escritor Michel Déon dice en el prólogo: “Es tentador suponer que conocemos a Dalí porque ha tenido el coraje de entrar en la esfera pública”.

Los periodistas devoran cada sílaba que pronuncia. Pero lo más sorprendente de él es su sentido común cartílago, como en la escena en la que a un joven que quiere llegar a la cima se le aconseja que coma caviar y beba champán si no desea inquietarse y trabajar hasta el final de sus días. ¿Qué hace a Dalí tan atractivo? Son sus raíces y sus atenas transformados en bigotes, raíces que penetran profundamente en la tierra, absorbiendo todo lo que veía para plasmarlo en un lienzo. Unas antenas que van recogiendo lo que vendrá, sintonizado con el futuro, anticipando y asimilándolo a la velocidad del rayo. Salvador Dalí fue un hombre de incansable curiosidad científica. Cada descubrimiento e invento entro en su obra, sencillamente Salvador Dalí comprendido como hacerse una estrella.



