—¿Qué significa para Pedro García Otero ser periodista?
Ser periodista significa dos cosas muy sencillas: consagrar tu vida al ejercicio diario de la verdad y entender que ejerces una profesión de servicio público. Eso, que parece muy sencillo, tiene enormes implicaciones en tu cotidianidad profesional. Primero, tendrás muchísimas presiones para no decir la verdad, y por lo tanto, para no ejercer el rol de servicio público de la profesión.
Yo todo lo que hago profesionalmente lo paso por esos dos tamices: el de la veracidad y el de la utilidad pública. Por ejemplo, dar una información que pueda generar alarma injustificada o que no esté verificada, aunque sea cierta, no cumple con la segunda premisa.
Estas dos simples reglas, que, insisto, parecen muy sencillas, no las comprendí hasta que el país se volvió crecientemente autoritario. Ahí entendí qué importante es decir siempre la verdad, y, además, decir la verdad de forma que la gente la entienda y que genere valor social, que pueda ser compartida y que tenga utilidad para la población en general. Buena parte de nuestra tarea como periodistas hoy es explicar fenómenos sociales crecientemente complejos.
—¿Qué le recomiendas a los nuevos periodistas que están en Venezuela ejerciendo?
Lo primero es que se cuiden, que no intenten forzar las barras, porque están empezando en la profesión y no tienen la protección que tenemos los veteranos del oficio. Lo segundo que siempre les digo en las clases que doy, que son justamente a periodistas que están por graduarse, es que no se conformen con ser un grabador, un micrófono o una cámara.
Los periodistas no son transcriptores, para eso no vale la pena estudiar cinco años. Los periodistas tienen que analizar hechos, y para analizar hechos tienen, y esta es mi tercera recomendación, que estudiar.
Yo, a los 55 años y después de 31 ejerciendo, no me pelo un curso gratuito, que por cierto, hay muchos para nosotros, porque esta es una profesión en la que es muy fácil parecer ignorante – y muy costoso en términos de prestigio.
—¿Cómo te ha afectado en tu vida profesional y en tu vida personal todo lo que ha hecho el chavismo?
Coño, me ha costado mi modus vivendi. He sacrificado la posibilidad de una vejez con dignidad, he tenido miedo constante, he perdido a mi hijo que dejó el país, me ha costado mil sinsabores, ver morir amigos, ver a amigos presos. Separarme de casi todo.
Y, sin embargo, no cambiaría estos años de lucha por unos años de placidez en cualquier otro lado, porque tengo la íntima, quizás hasta estúpida, convicción, de que he hecho lo que es correcto, y que alguien tiene que plantarse y decirle a estos hijos de puta que este país es de todos y que tienen que respetar las leyes.
Me perdonas la crudeza, pero eso es exactamente lo que pienso y así lo he dicho muchas veces.
—¿Por qué aun sigues en Venezuela?
Por las razones precitadas, más otra igualita de banal: me gusta ir a la playa todo el año y Venezuela me lo ofrece, jajajajajaj. Creo que se llama arraigo. Me gustan mis calles, mi clima, el tono de mi gente y el olor del Ávila.