Estacioné el carro y me dieron un tique. Después de cenar con mis padres, mi esposa, mi hija y la abuela, salí a hacer la cola para echarle gasolina al único instrumento con el cual puedo obtener un poco de dinero para comprar pan con margarina, para darle a mi hija que ya se me resbala cuando la abrazo de tanta margarina que ha comido. Entonces y solo entonces, encendí la radio como lo hacían todos lo que estaban en la cola. Ahí estaba hablando el obeso que se sienta todas las noches en su sillón con sus bigotes gruesos diciendo una vez más que había descubierto los planes de un magnicidio, sin duda era otro espectáculo más del año. Estoy cansando de escucharlo y hasta los espíritus más estúpidos pueden sentir que siempre está mintiendo. Me salí del carro como hicieron muchos, no podíamos dormir en toda la noche ya que es obligatorio escucharlo:
— Cuando estaba niña había uno que hablaba como éste y no teníamos que hacer cola para echar gasolina y era casi gratis! — dijo una mujer que estaba delante de mí. Un Guardia Nacional nos miró de reojo mientras iba y venía sospechosamente.
— ¡Ahora es diferente! —dije yo—, las colas para echar gasolina son un espectáculo público y los espectáculos públicos se pagan, ya bastante hace el gobierno garantizando su disfrute.
El Guardia Nacional sonrío y siguió caminando.
—Dicen que la gasolina solo durará hasta diciembre. Después habrá que conformarse con caminar—dijo un hombre que estaba en la fila.
—¡Siempre habrá otra cola! —dijo la mujer que estaba delante de mí—. ¡Una fila para comprar comida es un lindo espectáculo si no hay más nada que hacer!
— Tengo un amigo que me dijo que estas colas son el fin de este gobierno —dijo otro hombre que se integró a la conversación.
— ¡Tonterías! —dije, viendo que el Guardia Nacional se acercaba a nosotros—, el gobierno lo ha dejado muy claro: estas colas fueron especialmente diseñadas para el disfrute de la población, para sustituir las antiguas telenovelas y la televisión en general. Fue una decisión cuando desapareció la costosa y obsoleta luz eléctrica.
— Antes no se hacía cola para echar gasolina —dijo una mujer que estaba al lado de un anciano que le dio un codazo al ver que el Guardia Nacional se acercaba hacia nosotros y empezó a discutir con ella en voz baja.
De repente se escucharon los ruidos de la gandola que llegaba a la bomba de gasolina y en ese caso tenemos la obligación de decir colectivamente, en voz alta y a coro, para que los guardias nacionales escuchen y nos dejen echar gasolina sin problema: ¡Chávez vive y la patria sigue!