Alberto Hernandez
a Lolita
Karl Marx, tan dado a enfundarse en Jenny Julia Eleonor,
garrapateó sobre la solapa de Das Kapital
la ruina dispensaba por los tragos
mientras el gas dejaba de calentar sus insignes angustias.
Sus caricias leían la curva del vientre de la niña
y descubrían el chisme que arrastraba desde aquellos días
del número 28 de Dean Street.
Se menuda letra pedía más dinero
al muy deshilachado Federico Engels.
En viejos papeles quedaron los números
y el suicidio de una mujer que jamás superó
el recuerdo de aquel aliento histórico,
[alcohólico y dialéctico.